8 abril, 2021

Te quiero y te lo diré de mil maneras

Cuando mi hija empezó a mostrar los primeros signos de que alguna cosa no iba bién, lo primero que pasó es que dejó de explicarme las cosas que antes me explicaba

Se aisló. Se encerraba en su habitación y allí pasaba las horas. Sin hablar con nadie. Sola. Ya no quería mis besos ni mis abrazos. Ya no hacía bromas…..Ya no hablaba con nosotros.

Cuando supe que este aislamiento era producto de su TCA, mi objetivo fue establecer, de alguna manera, la comunicación con ella. Quería evitar que sufriera sola y en silencio.

Cada día, antes de irme a dormir, pasaba por su habitación y le daba un beso en la frente y le deseaba las “buenas noches”.

Cada día, en cualquier momento, le cogía sus manos entre las mías y así le transmitía mi calor ya que las suyas estaban frías, congeladas.

Cada día, cuando no podía  desayunar con ella, le dejaba una nota en la mesa de la cocina. Así lo habíamos hecho en infinidad de ocasiones cuando era pequeña.

Y cuando llegaron los ingresos pasamos juntas largas horas en aquella habitación del hospital. Ella y yo, intentando ocupar el tiempo con mil actividades diferentes. Me bastaba una mirada para saber cómo estaba. Si tenía ganas de jugar, de pintar o de hacer manualidades.  Si no mostraba interés, yo simplemente permanecía allí, a su lado. Con ella.

La comunicación y la complicidad se pueden mostrar de muchas maneras diferentes . Con la expresión oral, pero también con los gestos, con la mirada. Estando a su lado, escuchando sin hablar y hablando sin palabras.

Yo solo le quería decir “Te quiero, estoy aquí y te lo diré de mil maneras diferentes”

 

Bárbara