Acá estoy… sentada frente a la ventana, está lloviendo y yo sigo acá… ¿Qué siento? ¿Cómo estoy? Me lo pregunto… estos días me siento rara, conmigo, con mi cuerpo, con mis pensamientos, con mis acciones… ¿Está bien o está mal lo que siento? ¿O lo que no siento? Estoy llena de dudas en el presente y, a la vez, tengo firmes determinaciones para el futuro.

Me siento extraña en el ser que habito, soy yo o no, no sé si por momentos las decisiones son por la enfermedad, por la rutina, por las creencias o por lo nuevo que estoy descubriendo. Es como que no me siento el ser de antes, pero tampoco sé definirme ahora. Son como la voz de dos Katias, una Katia que decide continuar y arriesgarse sin saber qué va a pasar, pero sabe que algo mejor, mucho mejor, le espera; y una Katia que está acá y le cuesta dejar de controlar, de soltar el miedo a lo que pasará, el miedo al cambio.

No sé cómo definirme… siento que estoy en plena transición de una transformación, la incertidumbre de no saber bien quién es Katia me incomoda. Tantos años con la enfermedad que me siento como una oruga que estuvo resguardada mucho tiempo sola, a oscuras, encorazada, que empieza a ablandar su nido y desarrollar sus alas…

PARA EN UN FUTURO VOLAR Y VIVIR PLENAMENTE.

Me cuesta mucho soltar, pero quiero aprender a volar…

Katia.