29 septiembre, 2023

QUE TE VUELVA A BRILLAR LA MIRADA

El TCA rompió mis sueños,

y apagó toda esperanza,

bloqueó el camino de mi vida,

me asomó a un agujero sin salida.

 

En aquellos años culpaba sin fin,

lo culpaba todo y a todos,

pero nunca a la anorexia.

 

El momento más duro, no lo niego,

fue cruzar la puerta de ese lugar,

donde me separarían de ella, quisiera o no.

Cruzar la puerta hacia mi cuidado.

Recuperación y dolor.

Dolor y recuperación.

 

Lo viví como un castigo

porque no conocía la fuerza que,

con el tiempo,

se desplegaría en mí.

 

Y esa fuerza,

ahora mismo,

es capaz de decirle al TCA que no vuelva,

que no es hermoso,

que no me salvará de nada

—excepto la muerte, el dolor y la soledad—.

 

No sé qué me delató de lo que me pasaba,

no sé si fue mi cuerpo,

cambiante, frágil, roto,

quien envió las señales.

 

Creo que, realmente,

lo que hizo que mi TCA fuera visible,

lo que hizo sonar todas las alarmas fue,

sin ir más lejos,

mi mirada,

apagada y perdida.

 

Y esto, sin duda, fijó mi objetivo durante la recuperación:

que me volviera a brillar la mirada.

 

Elisa.