A mí, que he mirado a la cara mis tristezas y me he sentado a reírme con ellas;

a mí, que me he caído cien veces y me he levantado doscientas;

a mí, que con puro amor y paciencia he cerrado heridas abiertas;

a mí, que he tenido el coraje de levantarme de las cenizas cada vez con más fuerzas;

a mí, que he sido capaz de florecer en medio de cualquier tormenta,

no me digas que no puedo, porque no tienes idea de mi fuego interno y

no has llevado por mí, mi proceso.

Hoy te miro desde el otro lado de la calle… y vuelvo a recordarte: NO ME DIGAS QUE NO PUEDO

Y tengo claro que… ¡LA LUNA TE ENSEÑA QUE NO HACE FALTA ESTAR ENTERA PARA BRILLAR!

Katia Benko