Después de años duros, en los que jamás esperé llegar al punto donde llegué, donde el problema desapareció, donde volví a mi esencia, a ser yo, a creer en mí, a dejar el miedo atrás y las presiones junto a aquellos miedos, donde las ganas de disfrutar y de querer recuperar el tiempo que «perdí» volvieron, donde mi prioridad era yo y mi círculo, aquel que me sacó del pozo sin fondo de donde creí que era imposible salir.

Descubrí que yo sola podía con todo, pero que siempre viene bien un «si te caes, yo te ayudo a levantarte».

Y años después descubrí que todo pasa por algo y que cada día que pasa estás más cerca de tu mejor versión. Que si tú estás aquí leyendo esto y has llegado aquí es porque tú también puedes con todo aquello que te propongas. Que si yo pude, tú también. Recuerda, que si necesitas una mano, pídela, no todo el mundo puede ver lo mismo que vemos las personas que lo hemos sufrido, pero no es su culpa, no hay que culpar a las personas por no entender algo que no han vivido, al revés, si esas personas siguen ahí después de todo lo que puede conllevar, dales las gracias en todo momento.

Que si no es tu mejor momento, dilo.

Si necesitas espacio, dilo.

Si no quieres hacer algo en un momento, dilo.

Dilo, no te quedes en silencio, porque todo lo que nos guardamos se quema dentro de nosotros.

Quizás fue duro, es duro o será duro, pero te aseguro que todo pasa, y que a día de hoy soy imparable, igual que lo vas a ser tú. Y que todo aquello que dolió, sanará y dirás «lo hice por mí, y cada día soy más fuerte, soy mi mejor versión».

Victoria.