Por fin se acerca el verano, y con ello los días más largos, los atardeceres bonitos, los helados, el ir a la playa los fines de semana, la arena en la toalla, y las risas.

Este año por primera vez me he sorprendido a mi misma dándome cuenta que en ningún momento me he planteado nada relacionado con la operación bikini. Y eso me hace muy feliz. Aunque superé el TCA hace varios años, siempre unos meses antes del verano me invadía ese sentimiento de “hay que estar bien para el verano”.

Realmente es fácil que nos cuestionemos ciertas cosas…, vemos propaganda sobre el cuerpo en todas partes, y uno se siente casi obligado a plantearse objetivos relacionados con su peso y su cuerpo para estar bien para el verano. Como si para disfrutar todas esas cosas que la vida nos brinda necesitáramos algo más que nosotras mism@s. Porque desde fuera a veces nos quieren hacer creer que no somos suficiente tal y como somos. Y es muy fácil caer en esa trampa y cuestionarse si no nos iría bien un poco de dieta pre-verano o un ejercicio extra o una crema mágica… Pero os aseguro que no. Nunca he sido más feliz que cuando simplemente me he olvidado de todas esas tonterías y me he ido a la playa a reír y a comer helados.

Por eso, animo a tod@s los que leéis que disfrutéis, que os sentéis en la arena o en la hierba a disfrutar de uno de esos bonitos atardeceres que nos brinda el buen tiempo y a agradecer por tener el privilegio de simplemente estar. Sin exigencias, sin juicios, simplemente estando.

Carolina.