Verdades y mentiras sobre los TCA

Creencias falsas sobre los TCA

Aunque actualmente se sabe más sobre los trastornos de la conducta alimentaria que hace unos años, todavía existen algunas falsas creencias sobre estas enfermedades que es necesario eliminar para conseguir una buena comprensión de estos.

1 – La anorexia y la bulimia son los únicos TCA

FALSO. Además de la anorexia y la bulimia, existen otros TCA como el trastorno por atracón, el trastorno de la conducta alimentaria no especificado (TCANE), el PICA, el trastorno por rumiación y el trastorno por evitación/restricción de alimentos. Además, cada vez se habla más de nuevos diagnósticos, entre los que se contemplaría la ortorexia (obsesión por la comida saludable), la vigorexia (obsesión por el deporte acompañado de una dieta estricta) y la adicción a la comida (deseo intenso hacia un tipo concreto de alimentos que desencadenan el hartazgo), etc.

2 – La anorexia es el trastorno más frecuente

FALSO. Aunque el TCA más conocido sea la anorexia, tal y como refleja la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria elaborada por el Ministerio de Salud y Consumo, se diagnostican más casos de bulimia y trastorno de la conducta alimentaria no especificado qué de anorexia.

3 – Siempre que alguien sufre un TCA, debe estar muy delgado

FALSO. En muchos casos la apariencia física de la persona que sufre un TCA es dentro de unos baremos de peso normal. La persona afectada no necesariamente tiene que estar en un infrapeso por tener un TCA. Creer erróneamente que todo el mundo que sufre un TCA está delgado puede dificultar la detección de este. De hecho, en la Bulimia o en el trastorno por atracón no se suelen encontrar casos por debajo del peso mínimo, sino más bien se sitúan en un peso normal o en sobrepeso.

4 – Los TCA no se curan del todo

FALSO. Tal y como refleja la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria elaborada por el Ministerio de Salud y Consumo, alrededor del 50-60% de los casos se recupera totalmente, un 20-30% lo hace parcialmente, y sólo un 10- 20% cronifica la enfermedad.

Aunque en ciertos casos, algunas personas señalan la persistencia en el tiempo de determinados síntomas, como la distorsión corporal, alteraciones en la conducta alimentaria o síntomas psiquiátricos, la mayoría de las personas refieren mejoría total sin limitaciones por su forma de comer ni por su cuerpo. Incluso se obtiene mejoría y curaciones en pacientes después de muchos años de enfermedad. Lo que es imprescindible para la recuperación de un TCA es la realización de un tratamiento médico y psicológico especializado.

5 – Alguien que sufre un TCA lo tiene porque «lo ha buscado»

FALSO. Los TCA son trastornos mentales que nadie elige sufrir. Son trastornos que provocan un intenso sufrimiento tanto a la persona afectada como a su entorno familiar. Siempre tienen un origen multicausal (un factor sol nunca es la causa) en el que intervienen diversos factores de tipo individual, familiar y social, por lo que el resultado final es que hay personas más o menos vulnerables de sufrir un TCA, más personas que deciden padecerlo.

6 – Los TCA son cosa sólo de chicas jóvenes

FALSO. Aunque los TCA son más habituales en mujeres (9 de cada 10 casos son mujeres), afectan a ambos sexos. De hecho, cada vez encontramos más casos de hombres que sufren un TCA. También se diagnostican en personas de todas las edades. La adolescencia es la etapa de mayor riesgo para padecer un TCA, pero cada vez nos encontramos con casos en los que se inicia un TCA en una edad muy temprana, alrededor de los 8 o 9 años.

7 – Los atracones propios de la bulimia y el trastorno por atracón son un problema de fuerza de voluntad

FALSO. Cuando hablamos de bulimia y trastorno por atracón hablamos de trastornos mentales que se caracterizan por la incapacidad de la persona afectada para controlar la ingesta de alimentos. De ninguna manera se trata de falta de voluntad.

8 – El abuso de laxantes ayuda en la pérdida de peso.

FALSO. Los laxantes son medicamentos que producen un aumento del ritmo intestinal y un mayor número de deposiciones. Su abuso provoca una pérdida rápida de agua y minerales, pero no se pierden los nutrientes (la mayoría se habrán absorbido), por lo que no tiene ningún efecto en la pérdida de peso. Además, su uso continuado puede provocar daños irreversibles en la regulación del intestino, con alteración de los nervios encargados de su funcionamiento y estreñimiento. Cuando se suspende el consumo de laxantes, la persona probablemente tendrá que aumentar su consumo de alimentos en fibra, beber abundante agua y realizar actividad física para evitar el estreñimiento.

9 – Una vez se superan los TCA no quedan secuelas

FALSO. Los TCA pueden dejar secuelas de tipo:

Psicológico: aquellos pacientes que padecen otros trastornos mentales a lo largo del transcurso del TCA, como depresión, ansiedad generalizada o problemas de adicción, pueden tener secuelas psicológicas en función del tiempo y la gravedad de la enfermedad. Influirán los estudios, el trabajo, las relaciones personales y la calidad de vida.

Físico:

En la anorexia: a largo plazo, las secuelas físicas más frecuentes son: la pérdida de cantidad ósea y el aumento de riesgo de fracturas. Si el TCA se inició en la pubertad, en medio de la fase de crecimiento, puede hacer que la altura sea inferior a su desarrollo normal. El desarrollo de las características sexuales también se puede ver afectado.

En la bulimia: el contenido del esófago es ácido. Al vomitar, el ácido está más tiempo en contacto con el esófago y con los dientes, las cuales no están preparadas. La parte interna de los dientes superiores son las que tienden a deteriorarse más, pierden el esmalte, se cogen caries y se pueden llegar a perder piezas. Además, los vómitos continuados pueden contribuir al desarrollo de la hernia de hiato (parte del estómago pasa al lugar del esófago), y en la inflamación del esófago. Esto ocasiona ardor y malestar en el estómago.

En el trastorno por atracón: al ingerir grandes cantidades de alimentos, puede haber fracciones en el esófago que, si no se tratan a tiempo, pueden ser mortales. A largo plazo, los atracones continuados causan obesidad, hipertensión arterial y problemas con el colesterol.